LAS HORMIGAS COMEN SEÑALES
Pusimos el dedo en la llaga
hasta que se infectó la herida.
Dejamos que el aliento
se convirtiera en saludo de la mañana.
Nos extraviamos
en el bosque,
las hormigas comen señales.
¿En dónde perdimos la brújula?
Hay que regresar,
tomar aire,
perdonar
es mejor que tener varios principios
y al final estar solo.
Elizabeth HERNÁNDEZ QUIJANO.
Monterrey, N. L. México.
BUZÓN II
Memoria de Poesía.
Voces Nuevas (87-97).
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