Escriba a lápiz
y si es posible
respire a su ritmo.
Vea cómo el horizonte es perfecto
y los sueños entran en tierra de abono.
Respire.
No existe nada extraño en ese reflejo.
Hay que ser consciente
y consecuente en los actos.
Escriba.
La poesía es una fuga:
La forma en la que nos disimulamos.
Somos uno más y uno mismo.
Es fácil compartir cuando se tiene límites.
La realidad hace darnos cuenta
de que uno mismo está antes que los demás.
Elizabeth HERNÁNDEZ QUIJANO
Huesca, octubre, 2010.
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