Hoy se presentó en Huesca la exposición "Lorca: ojo con la memoria" en el Centro Cultural del Matadero. La exposición está compuesta por cuadros de diversos artistas plásticos, entre los que se encuentran: Gracia Barrios, Concepción Balmes, José Balames, Arianna Rosso, Carlos Hermosillas, Cristián Velasco, Carolina Oltra, Alejandro Ortiz, Alex Chellew, Antonella Gallegos, Leonardo Portus, Juan Solimano, Gian Carlo Bertini, Jorge Martínez García, Edwin Rojas (Chile); José Gurvich (Uruguay); Dolores Montijano, Teresa Ramón, Amesa (España); Jordi Boldó (México); Federica Mata (Franco-Chilena): Leonardo Gotbley, Omara Seru (Argentina); Hussam-Said (Egipto): Gino Ceccarelli (Amazona-Perú).
Tuve oportunidad de leer el poema "Romance Sonámbulo", que les transcribo aquí.
ROMANCE SONÁNMBULO
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá?
¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
-Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
-Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
-Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
-¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
FEDERICO GARCÍA LORCA
Un poema que siempre había deseado leer en público. Un poema conocido con la fuerza necesaria para hacernos sentir en cualquier sitio. Lo seleccioné porque desde hace muchos años deseaba leerlo en público, pero siempre te detiene el que es el más conocido de Lorca; pero esa noche en la que se decía que "Lorca no fue un árbol, fue un bosque", era importate para mi compartir este poema.
El evento lo terminé con el Comisario de la Exposición, Tito González, Teresa Ramón, un amigo de ella profesor de literatura que no recuerdo su nombre y yo, tomándonos un vino en la "Taberna del Pintxo" y después cada uno a cenar a su casa.
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