26 febrero 2009

POR ESO AQUÍ

Definitivamente sigue ovulando. No hay más explicación para esta zozobra. Hoy esta cubierta de vapores como loba. Se encuentra chisporroteando en las ganas que restriega con imaginación. Esta ansiosa de piel. Sus poros exhalan sensualidad y las manos esperan en calma. Se siente atraída por la palabra. Piensa en todos los poetas que ha leído. En los que se deleitaron en la llama del enamoramiento. Le gusta regocijarse entre sueños.

Desde que salió de la reunión no para de tener pensamientos que la hacen rumiar en deseo. Tiene ganas de lamer, del olfatear, de sentirse prohibida...

El sol se deja ver entre los pinos del parque. Ha estado varios días escondido bajo la niebla. Es una tarde temprana y ella en su andar disfruta del paso del aire por sus mejillas. No es que esté eufórica, es simplemente que siente su vida en estos momentos llena de una energía sexual que ha despertado sus sentidos.

Quién le iba a decir que el médico, esa tarde, le diagnosticaría la menopausia. Sería la misma con una nueva historia.


Elizabeth Hernández Quijano
Huesca, febrero, 2009.

14 febrero 2009

LOS AMOROSOS... Jaime Sabines


LOS AMOROSOS

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre - ¡qué bueno!- han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de
inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.


* * *

Un excelente poema de mi compatriota Jaime Sabines para el "Día de San Valentían" al estilo mexicano: "Día del amor y la amistad".

Poeta, ensayista y político de la sierra chiapaneca. (1926, Tuxtla Gutiérrez -1999, Ciudad de México).

* * *

Un abrazo donde estés leyendo y ojalá disfrutes de una rica compañía.

Liz