10 enero 2006

POEMAS INÉDITOS (Abajo)


ENTRE BOSQUE Y MAR


I

Esta cama es un cuadro perfecto.
Podría exhibirse en alguna fotografía.
Es blanca como el encaje del mar
en noche de lluvia.

II
Podría irme atrás de las olas del Mediterráneo.
Podría ser un trozo más de esa espuma.
Podría difuminarme entre la arena:
Ser cresta.
Reventar de agua.
Una boya poniendo el límite.
Brisa, escarcha.
Podría ser cualquier alga que escupió la noche.

III
Ojalá te hubiese inventado
y no estuviera el recuerdo de tus pectorales
atravesandome cual cuchillas.
Tus hombros son las curvas de mis mareos.
Tu sabor a chocolate caliente.
Tus labios como torniquete de la lengua.
Tus ojos la meditación personificada.
Tu nariz breve mezcla de culturas.
Tus dientes el corazón de la nieve.
Tu cráneo el eslabón perdido,
el sitio para recomenzar.

Ojalá Dios nos hubiera encontrado
en la misma era,
en el mismo contienente,
en la patera donde se mueren los sueños.
Nos hubiera dado un destino,
unas nubes para acomodar
la lluvia en la cual amarnos.
Un vapor para recomenzar.
Una canción para nuestro baile.
Un recitar a la misma bandera:
Libertad.

Ojalá nos tocara la misma democracia.
La posibilidad de trabajar en iguales condiciones,
de estar sin el reloj como una manivela a la realidad.

Te dibujo antes de borrar la espuma
que dejó el reventar de tu ola en mi zapato.

IV
Te llamaría para quedar en mitad del camino
para que me aconsejaras si primero frío la cebolla
o dejo a la carne que se caliente
como mi cuerpo al sentir tus manos.
Tal vez contarte que lo admito:
la soledad me ha llevado a extremos
y estoy trás la luz que nos ilumina.

Dios es el mismo en todas las religiones,
para qué decirte de iniciar el año a tu lado
si estás aunque mis ojos estén en la boloñesa
que llevaré a mis amistades para sentirme viva.

Te llamaría para decirte que lo siento,
que otra vez llego tarde a los sentimientos.
También comentarte que encontré un espacio
para el tomate en la nevera,
que está al lado de la silla
con la leche y el agua deteniendo su aire.

Me detengo para sentirme adolescente,
para recordar que reverdezco en el campo.

ELIZABETH HERNÁNDEZ QUIJANO ©

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